John Lyons ha comprendido muy bien el funcionamiento de las técnicas de la equitación etológica, pero él no tiene ningún feeling con los caballos, no sabe comunicarse con ellos. Es lo que hace la gran diferencia con Tom Dorrance por ejemplo. John Lyons considera los caballos como mecanismos: los caballos son animales binarios, incapaces de pensar o sentir, incapaces de comprender.
Todo su programa está basado sobre el condicionamiento de un caballo, una respuesta específica a un estímulo dado: “Si repetimos el condicionamiento lo suficiente, y obtenemos constantemente la misma reacción, entonces el condicionamiento se convierte en una directiva para una reacción, una respuesta específicamente deseada.”
Corazón etológico
El autor declara claramente su voluntad de convertirse en compañero del caballo, de dejar tiempo al caballo a fin que él pueda digerir lo que uno desea enseñarle. También utiliza el principio desde ahora conocido del contraste cómodo/incómodo.
Podemos tener en cuenta tres reglas de entrenamiento que son útiles sea cual sea el método seguido: el entrenamiento debe ser seguro para la mujer u hombre de caballos, el entrenamiento debe ser seguro para el caballo y, por último, en la sesión, debe terminar más relajado que al comienzo. He apreciado mucho las palabras donde el proceso de educación se hace por etapas y que deberíamos “cultivar la paciencia y guardar siempre el espíritu de dejarle al caballo el beneficio de la duda .” John Lyons evoca la sensibilidad a su manera cuando habla de “movimientos subconscientes” que se convierten en directrices para el caballo.
Límites del programa de John Lyons
Este método puede compararse a la equitación llamada australiana, la presentada por Clinton Anderson. En efecto, los dos piensan en el caballo como animal-robot, como cosas que no piensan, que simplemente actúan a estímulos dados por el espíritu superior, el hombre de caballos. A mi parecer, Clinton Anderson tiene el mérito de recortar sus ejercicios en segmentos. Tampoco ha caído en la contradicción y ha sabido desarrollar un método simple y claro. Aquí encontrarás algunos ejemplos de los límites del programa propuesto por John Lyons.
Pre-directivas, directivas y pasos con fuerza
Está claro que John Lyons ha comprendido el principio clave de facilitar los buenos comportamientos y de complicar los comportamientos indeseables. De todas maneras, es evidente que encuentra dificultades en presentar las cosas. ¡Nos da un ejemplo del trote que él descompone en seis etapas!
1 ) Primera pre-directiva – “llevar nuestras manos hacia delante”,
2 ) Segunda pre-directiva – “levantarse de la silla e inclinarse hacia delante”,
3 ) Tercera pre-directiva – chasquear la lengua”,
4 ) Primera directiva – “ligera presión con las dos piernas”,
5 ) Segunda directiva – “talonear al caballo con las dos piernas”,
6 ) Finalmente, el paso a la fuerza – “¡golpear fuerte con los dos espolones!”
Por un lado, este método carece claramente de eficacia, y por otro lado, hay el problema de la violencia que se le da a los caballos (grandes golpes, espolones).
Ejercicios avanzados
La carencia de eficacia está claramente visible cuando uno empieza ejercicios más avanzados, tales como las salidas a galope con la mano correcta. Esta secuencia está compuesta de cinco o seis segmentos, de los cuales los tres primeros deben resultar eficaces con el 95% de los caballos. Hay que juntar entonces, dos o tres segmentos para los 5% restantes, según la dificultad del caballo en cuestión. Habría sido valioso tener un método simple: primero una demanda suave y segundo una demanda firme, ¡eficaz con el 100% de los caballos!
No tan susurrador
En la medida que John Lyons forma parte de estos hombres, conocidos por ser buenos susurradores, algunas páginas me han, simplemente, horrorizado.
Historia
Doma de caballos según el método de John Lyons, John Lyons
Contradicciones
He anotado algunas frases engorrosas de alguien que se considera hombre de caballos:
- Directiva de retroceder – “Los dos pies del jinete se llevan hacia delante y las puntas de los pies van a golpetear los codos del caballo.” Imprimir una presión de piernas o pies es la directiva más evidente de llevar un caballo hacia delante. Es entonces absolutamente ilógico usar esta misma presión para pedirle retroceder.
- Tomar sus pies – “si empieza a golpear, […] levántate y acaríciale.” Un caballo considera una caricia como una recompensa. Acariciarlo mientras empieza a golpear con el pie es enseñarle a dar golpes cada vez que le pedimos los pies.
- Directiva para avanzar – “Si un caballo golpea con el pie mientras le taloneo, tengo la costumbre de no reñirle”, nos dice John Lyon. Luego sigue diciendo, si el golpe de pie se convierte en desagradable (¿me gustaría saber cuando es agradable que un caballo golpee con el pie?), deberíamos golpear al caballo […], golpe a golpe.” Aquí aún, el método carece de claridad para el caballo. Golpear con el pie, es golpear con el pie, no podemos pensar en tolerar pequeños golpes y prohibir estrictamente los grandes golpes. ¡Un caballo compañero no golpea con su pie!
- Montar en el van – “Cuando el caballo se para, nosotros paramos. Y le acariciamos.” He aquí otro ejemplo contradictorio dónde se educa al caballo a hacer lo contrario de lo que deseamos. Cuando queremos que nuestro caballo monte en el van, acariciarle cuando se para significa recompensarle en evitar el van.
Violencia
Doma de caballos según el método de John Lyons, John Lyons
“No es siempre malo golpear a un caballo. A veces es una cosa buena.” Después de estas líneas violentas, el hombre de caballos nos informa que deberíamos acariciar a nuestro caballo.
Anotar bien que he dicho que los pulmones son dolorosos, no el que el caballo está cansado. “Una vez más, John Lyons nos explica que deberíamos dañar a nuestro caballo, hacerle conocer el dolor, para poder establecer nuestra autoridad sobre él.
A modo de conclusión, pienso que esta violencia y la acumulación de sin-sentidos desacreditan a John Lyon como supuesto susurrador. Ningún hombre de caballos digno de este nombre debería mencionar las muertes de caballos y la utilización del dolor en su contra. Él ha estudiado la equitación etológica en superficie y ha aplicado las técnicas a sus métodos de entrenamiento, relativamente eficaces, pero totalmente insensibles.
Él pertenece a estos hombres (de negocios) de caballos que utilizan la etología como un instrumento de marketing para vender libros, clínics y algunos vídeos. Mi consejo: no leáis John Lyon a menos que estéis bien informados de los principios etológicos y de la filosofía de la equitación natural, tales conocimientos son necesarios tanto para retirar las informaciones poco interesantes y por las faltas no-excesivas a la mirada de los caballos.