Principios de una equitación natural : amabilidad, paciencia, firmeza

Principios de la equitación etológica
Estos principios son esenciales en este programa etológico que te propongo. Todos los ejercicios y los métodos son técnicas que van a ayudarte en tu práctica de la equitación, pero el principal talento que tienes que desarrollar es tu relación con el caballo, tu comportamiento delante del caballo.


Se trata de un método individual […] Esto debe venir del interior de tu personalidad.

True Unity, Tom Dorrance

Todas las directivas están dadas con la ayuda de nuestro cuerpo, no de demandas verbales

Los caballos han desarrollado un modo de comunicación corporal. Es siempre posible de enseñarles a dar vueltas al ritmo de la voz: “Whoa”, “Go”, chasquear la lengua u otro. No obstante, ¿que dirías si tu caballo empieza a escuchar las instrucciones de un tercero mientras tú le montas?
Las demandas verbales no tienen ninguna utilidad ecuestre, sino de tranquilizarlos. Algunas personas tienen la necesidad de expresarse en voz alta sus inquietudes o simplemente sus sentimientos. Si es el caso, la demanda verbal puede tener su importancia, pero al fin y al cabo será más interesante prescindir.

Por otro lado, los comportamientos intimidantes deberían siempre estar prohibidos. Algunos entrenadores, en particular el australiano con el método Downunder horsemanship de Clinton Anderson, han basado sus métodos con el concepto presa/predador.

Se oye que los caballos tienen un instinto de supervivencia muy desarrollado y deberíamos siempre guardar ese espíritu. Pero en ningún caso no deberíamos usar este instinto de conservación en nuestras relaciones hombre-caballo, ya que esto haría fundar nuestra autoridad con el miedo.

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Interactuamos con los caballos únicamente posicionando nuestro cuerpo de una manera clara y comprensible. Después de un cierto tiempo, una simple mirada fijada en la parte trasera bastará en llevar a que el caballo cruce sus posteriores por ejemplo. Al fin y al cabo, la mente tomará más espacio sobre el físico: no hablo de telepatía o de otro fenómeno místico, el tiempo pasado juntos os permitirá de conoceros mejor y comprenderos.

Siempre hacer fácil el comportamiento buscado e incómodo lo inaceptable

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Se trata de un principio fundamental en el que todos los entrenadores y susurradores que he estudiado están de acuerdo: desde Jenofonte hasta Buck Brannaman pasando por John Rarey, Pat Parelli o Ray Hunt. Hay que dejar al caballo experimentar y hacer incómodo un comportamiento o una costumbre a la que queremos poner fin.

Si tu caballo empieza a moverse cada vez que pones el pie en el estribo, hazle retroceder mucho y rápidamente. Luego para, deja a tu caballo descansar a tu lado. Rápidamente, él estará tranquilo a tu lado en todas las ocasiones.

Si tu caballo tiene por costumbre a jugar a “Atrápame si puedes” cada vez que vayas al prado a buscarle, cambia las reglas del juego. Hazle galopar rápido y lejos. Si pone mala cara a sus colegas equinos, sepáralo del grupo y envíale a galopar lejos. Pasados algunos minutos de este nuevo juego, os esperará con gusto… ¡y será de su agrado ponerle la cabezada!

Todo esto tiene como objetivo llevar a tu caballo a darse cuenta por él mismo, de lo que le conviene más. Al contrario, si intentas prohibir un comportamiento desagradable, vas a crear una zona de conflicto entre tú y tu caballo.

Siempre pedir con suavidad la primera vez, aplicar la firmeza como segundo recurso

Se trata de la otra cara de la moneda “cómodo/incómodo”. Mientras educas a tu caballo, empieza por una demanda suave. Luego si no sucede nada, puedes mostrar más firmeza y “hacerle una oferta que no podrá rechazar”. Sin ser tan extremo como Don Corleone, deberías hacer lo necesario para obtener una respuesta: es decir que puedes aumentar el nivel de presión gradualmente hasta obtener el cambio por parte del caballo. No obstante, este nivel de presión no debería nunca sobrepasar el límite de firmeza, la violencia no está lejos y tienes que evitarla.

La mayor parte del tiempo, la segunda opción es un nivel de presión suficientemente incómoda para provocar una reacción por parte del caballo. Es pues tu responsabilidad de no relajar la presión antes de tener la respuesta deseada.

Siempre mantener al caballo en los límites del rectángulo, hacerlo un lugar agradable

Ser propietario de un caballo o jinete es una experiencia excitante ya que estás la mando de un animal potente de alrededor media tonelada. Una simple rozada con las pantorrillas y en marcha, un dedo alzado y giras a la derecha o a la izquierda, un cambio de asiento y te paras…

“Un gran poder implica grandes responsabilidades” decía una película ‘filosófica’. Los caballos tienen un derecho legítimo, esperar de sus propietarios y jinetes toda la consideración que se merecen, el respeto, la comodidad y la seguridad que les son debidos. Lo que debe ser este rectángulo: una zona cómoda, de paz y seguridad.
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Un caballo joven, se dará pronto cuenta si su jinete está en medida de ofrecerle tranquilidad y seguridad, es lo que él espera. Los caballos más mayores, a menudo, han tenido tiempo de coger malos hábitos, a veces han vivido experiencias traumáticas: golpes de talones en los flancos, fustas o látigos, chillidos por aquí, empujones por allá, etc. Esto pedirá más esfuerzos para persuadirles de que el rectángulo es un sitio tranquilo y de relajación. Te faltará hacer pruebas antes. Si él retrocede, llévale allí dónde se encontraba. Lo mismo si va a la izquierda o derecha. Rápidamente, el caballo comprenderá que la paz que él busca se encuentra justamente abajo tuyo, a ninguna otra parte.

Controlar cada movimiento de tu caballo permite establecer una relación basada en el respeto

Controlar los movimientos de la parte anterior independientemente de la parte posterior es un concepto común en la equitación natural americana y australiana. Esto forma parte también de las exigencias de la doma por supuesto, aunque las motivaciones divergen. Mientras que la doma pone esto en práctica en forma de estiramientos y como fase de aprendizaje del paso de lado, la equitación etológica resalta la importancia de estos movimientos en el aprendizaje del respeto y la búsqueda de un mejor equilibrio.

Al principio, he leído a menudo, la importancia de estos movimientos sin realmente comprender por qué. Luego, con los caballos jóvenes, he podido darme cuenta de la eficacia del proceso para establecer una autoridad dulce.

Con los caballos más mayores, se trata sobre todo de una puesta en forma física la mayor parte del tiempo. Algunos caballos están tan contraídos, sea de la parte trasera, sea de la delantera, que sus movimientos de izquierda o derecha están limitados, que su trote o galope es disonante. Algunos caballos deben pasar por el aprendizaje de estos movimientos para flexibilizar sus músculos y sus miembros. Esto va a liberarlos, desbloquear nuevas posibilidades. Ellos se sentirán más cómodos y serán más propensos a seguir tus nuevas directivas.

Estar siempre en condiciones de controlar el nivel de energía en los desplazamientos de tu caballo

Intento visualizar mi cuerpo y el del caballo como formando uno solo.
En la medida que mis pies no están en contacto con el suelo, considero sus pies y sus piernas como si fueran míos.

Think Harmony With Horses, Ray Hunt

Esta sentencia tiene espíritu, imagina un instante que tus piernas deciden irse sin tu consentimiento. ¿Raro no? Este sentimiento de rareza debería ser el mismo que cuando tu caballo decide acelerar el paso o cambiar de aire por él mismo.

Tirar violentamente de las riendas o pegar con golpes de talones no son respuestas adaptadas si quieres estar en fase con tu caballo. Es una cuestión de sincronización: el nivel de energía de tu cuerpo da ritmo a tu caballo, tu cadera conduce esta energía hasta sus piernas.

Dejar a tu caballo ser tu compañero, pensar y tomar iniciativas

La idea es particularmente fácil de comprender pero requiere mucha paciencia. Mientras pides algo a tu caballo, deberías dejarle tiempo de encontrar la respuesta. Continua pidiendo de forma suave y déjale pensar y probar. Si la respuesta no es buena, complícale la tarea y redirige su energía hacia la respuesta correcta.

A veces, esto implica esperar cinco o diez minutos antes de que el caballo empiece a coger tu idea. Sé paciente. Todo el tiempo que pases a dejarle pensar no es tiempo perdido, es una inversión. Ya que, más vas a avanzar en el programa y más rápidamente él comprenderá y responderá correctamente.

Recompensar la mínima tentativa

Se trata del último principio a retener en el espíritu, mientras pasamos tiempo con los caballos, ciertamente no son pocos. Puede ser uno de los más importantes ya que vas a construir tu relación con el caballo sobre esta capacidad de aprendizaje: recompensar la mínima tentativa.

Debes saber que tu caballo, no será evidentemente perfecto después de una sesión de trabajo. No lo será tampoco después de diez, ni de una centena, ya que es siempre posible mejorar y perfeccionarse. Siendo dicho esto, asegúrate de que sabrás recompensar justamente y siempre en el buen momento a tu caballo ¡desde principio a fin! Por ejemplo, mientras quieres educar a tu caballo a retroceder, le recompensarás desde el primer paso relajando toda presión y acariciándole. Mientras sepas sentir mejor a tu caballo, podrás recompensarle desde que balancee su peso hacia sus posteriores.

Finalmente, cuando seas más íntimo con tu caballo, sabrás leer su comportamiento y darte cuenta del momento en qué decide recular. Y es ahí dónde relajarás la presión, para dejarle toda la libertad para finalizar el movimiento.

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Prueba de asimilar bien estos principios ya que más rápido podrás aplicarlos y mejores serán tus resultados.

¿Listo? Es tiempo entonces de empezar el trabajo pie a tierra.